Las calles de Venezuela se han llenado de manifestantes tras los resultados electorales que otorgaron la victoria a Nicolás Maduro. Miles de ciudadanos, descontentos con lo que consideran un fraude electoral, han protagonizado protestas en todo el país.
Un evento emblemático de estas manifestaciones fue el derribo de una estatua de Hugo Chávez, lo que simboliza el rechazo al régimen actual.
El descontento de los venezolanos se debe a años de crisis económica, escasez de alimentos y medicinas, y una inflación descontrolada, todo bajo el gobierno de Maduro. La situación se ha agravado por denuncias de corrupción y violaciones de derechos humanos.
Las elecciones recientes fueron vistas como una oportunidad para un cambio significativo, pero la oposición, liderada por Edmundo González y María Corina Machado, afirma haber ganado las elecciones con una mayoría significativa de votos, cifras que han sido ignoradas por el oficialismo.
En respuesta, Maduro ha culpado a los opositores por la violencia en las protestas y ha amenazado con encarcelarlos. Hasta ahora, se han reportado al menos 12 muertos y decenas de heridos, mientras las fuerzas de seguridad utilizan gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
Observadores internacionales, como el Centro Carter, han declarado que el proceso electoral no cumplió con los estándares democráticos. A pesar de esto, el jefe del Ejército, Vladimir Padrino, ha reafirmado su apoyo a Maduro, denunciando un supuesto golpe de estado.
La situación sigue siendo tensa, con la comunidad internacional observando de cerca mientras los venezolanos continúan su lucha por la libertad y la democracia.
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